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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#76
Riko sin mediar palabra se retiró, dejando a la rubia completamente sola en el baño nuevamente.

Pero había un pequeño problema, y es que no se iba a poder tirar el resto de la noche allí encerrada, tarde o temprano tendría que salir de allí, ya sea para llevar a cabo el dichoso plan o porque alguien en la vivienda precisase usar el baño.

Cualquiera sea el caso, la pecosa salió del cuarto de baño y mientras bajaba las escaleras se iba ideando una buena excusa para haberse tomado tanto tiempo. «También necesito una excusa para no comer nada »

En cualquier caso, sería un gran problema si no se le ocurre nada para justificarse.

De momento se conformaría con hacer acto de presencia, tal vez incluso evitarían preguntar por nada y le indicarían dónde podría echarse a dormir. Tal vez.
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#77
Está algo cansada, no se preocupe de más.

Sin embargo, la mujer no le iba a dejar irse de rositas. Antes de que el chico siquiera hubiese empezado su retirada le agarró del brazo con la fuerza justa para que el shinobi aceptase que no iba a ser un agarre fácil de deshacerse. Entonces lo apartó hasta la cocina donde empezó a señalarle con la mano libre mientras le explicaba:

Ahí tiene su plato, aún está caliente para que se lo coma en cuanto pueda, sino mañana le prepararé algo para que se lo lleve, que estas chicas de hoy en día con tal de estar delgadas se saltan todo lo que sea una buena comida. ¡Y eso no puede ser! Bueno, que me enrollo más que las persianas. Arriba al final del pasillo hay varias habitaciones vacías que podéis utilizar para dormir, cerrad bien la puerta para que no se os cuele Fu-san, que también duerme en una de ellas. Y creo que ya está, yo me voy ya a dormir. Cualquier cosa que necesitéis, pedídsela a mi marido antes de que se desmaye de tanto beber.

Y solo entonces le soltó, yéndose por la puerta que conducía al resto de la planta baja un poco antes de que Koko apareciese en la escena. Ninguno de los integrantes de la pareja bebedora parecía dispuesto a prestarle ni un mínimo de atención a la kunoichi, ambos parecían estar más que inmersos en su conversación que apenas se entendía pues el narrador de la historia se reía mientras la contaba mientras el otro intentaba aguantarse la risa como podía, que era torpemente gracias a la bebida.
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#78
El peliblanco pretendía salir de la casa sin mediar muchas más palabras, por lo menos él pensaba que no hacía falta explicar nada más, por lo que su sorpresa fue enorme cuando vio que la mujer lo agarraba del brazo, primero no supo como reaccionar, pero al ver las intenciones de ésta, se tranquilizó.

Ahí tiene su plato, aún está caliente para que se lo coma en cuanto pueda, sino mañana le prepararé algo para que se lo lleve, que estas chicas de hoy en día con tal de estar delgadas se saltan todo lo que sea una buena comida. ¡Y eso no puede ser! Bueno, que me enrollo más que las persianas. Arriba al final del pasillo hay varias habitaciones vacías que podéis utilizar para dormir, cerrad bien la puerta para que no se os cuele Fu-san, que también duerme en una de ellas. Y creo que ya está, yo me voy ya a dormir. Cualquier cosa que necesitéis, pedídsela a mi marido antes de que se desmaye de tanto beber.

Riko asintió, sabía que tenía razón, había muchas chicas que evitaban comer para poder mantener la linea y, aunque el Senju no lo compartía tampoco se había preocupado nunca por ello.

No se preocupe, que yo la aviso de que si la entra hambre en cualquier momento ahí tiene el plato de comida. Y gracias, también se lo diré, ¡que pase una buena noche! — Se despediría de la mujer, que se dirigió a una puerta y desapareció tras ella.

Poco después Koko hizo acto de presencia, y Riko la hizo un gesto con las manos para que se acercara y le siguiera, y se dirigió entonces fuera de la casa, sentándose a un lado de la puerta esperando que la chica hubiera hecho lo mismo.
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#79
Con algo de suerte Koko logró llegar hasta la parte baja de la casa sin que nadie la interceptara, ni la mujer, ni los dos hombres, ni siquiera Riko, nadie se cruzó en su camino y eso era algo excesivamente bueno, aunque al asomarse al comedor vio perfectamente como los dos se estaban embriagando y habían dejado sobre la mesa un plato, probablemente el que pensaron que ella usaría. «Ya comeré algo de lo que me traje »pensaba la kunoichi.

En eso, el shinobi que la había estado acompañando se le acercó y le hizo un par de gestos que… siendo sinceros, la rubia no había entendido, se notaba en su cara que fue así, pues había fruncido el ceño aunque no pronunció palabra.

Siguió al peli-blanco con la sola intención de preguntarle lo que se suponía que tenía que entender, pero al final ambos terminaron saliendo de la casa.

A su lado estaba su compañero sentado, ella prefirió acuclillarse allí mismo para asegurarse de que le escucharía.

—¿Qué pasa? —preguntó en voz baja, por si el asunto se suponía que era importante, claro.
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#80
Los dos hombres ya llevaban más alcohol en el cuerpo del que les permitía mantenerse alerta, así que prestaban casi nula atención a sus alrededores, haciendo caso omiso a la kunoichi y al shinobi que se movían sin mucha discreción por el lugar. Hablaban y berreaban de vez en cuando entre risas pero poco más.
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#81
—¿Qué pasa? —

Riko miró a su compañera de equipo, preocupado por que no comiera nada después del viaje que se habían pegado.

Si tienes hambre tengo algo de comida sellada, preparada por mi. — Ofreció el peliblanco, que imaginaba que se estaría muriendo de hambre. — Además, creo que ya podemos ir al establo, la mujer se ha ido a dormir ya, y creo que esos dos no van a molestarnos. — Añadió refiriéndose a los hombres que bebían en el interior de la casa sin ningún filtro.

Por lo que Riko se incorporó, esperando a que la rubia le indicara el camino hacia la ventana que había descubierto y por la que en principio el chico podría pasar.
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#82
Nadie les prestó atención, será cierto pero la kunoichi no iba a fiarse tan fácilmente de un par de ebrios, incluso podía darse el caso en que en realidad estuviesen fingiendo no haberles notado. Sabía bien de personas capaces de resistir una buena cantidad de alcohol y tratándose de dos desconocidos, no pensaba correr ningún riesgo.

—Yo no me arriesgaría —afirmó—. Tal vez están fingiendo y quieren que hagamos lo que dices —prosiguió, tras lo cual decidió sentarse.

A saber cuánto tiempo podrían llegar a tirarse allí afuera hasta que los otros dos decidan irse a dormir, pero ante cualquier pregunta podrían responder fácilmente que estaban allí para vigilar el establo. Sería lógico.

—Y gracias por la comida, por cierto, tengo algo guardado aún entre mis cosas —le dijo esbozando una sonrisa.

Sabía que podía confiar en Riko, pero todavía tenía algo de comida guardada, no haría falta.
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#83
Las risas y los ruidos estridentes de arrastrar la botella por la mesa siguieron durante unos minutos hasta que el propietario del lugar se cayó de espaldas con silla y todo y se quedó frito en el suelo murmurando cosas raras, mientras, su cliente había apoyado la cabeza en la mesa y emitía sonoros ronquidos. Si estaban fingiendo, eran mejores actores de lo que ellos eran shinobis.
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#84
La rubia prefirió la precaución y decidió que hasta que no estuvieran seguros de que ambos hombres se habían ido a dormir como el resto de la familia lo mejor era no actuar, y así evitarían cualquier tipo de percance, y Riko asintió, sin nada que objetar, por lo que esperarían el tiempo que fuera necesario.

Por suerte, tras pocos minutos, el ruido que provenía del interior de la casa cesó, no sin antes escucharse un fuerte golpe, por lo que el peliblanco, alarmado, se asomó al interior, viendo una escena que, a pesar de no dar muy buena imagen, sí que les servía para poder ponerse en marcha.

Se han quedado dormidos, vamos, hay que darse prisa. — Dijo el Senju a su compañera, dejándola que fuera ella quien avanzara primero.
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#85
Los hombres dentro de la casa se habían quedado dormidos en sus lugares, definitivamente no como cualquier otra persona normal se echaría a dormir pero se los veía cómodos, además de que el único sonido que emitían eran ronquidos ensordecedores.

El peli-blanco habló primero, sugirió que se movieran hacia el establo pero la rubia no estaba del todo segura de que fuese buena idea. Principalmente porque por lo incómodo que han de estar aquellos dos sería cuestión de tiempo a que se levanten.

—Si estás seguro… —contestó en un murmullo.

Acto seguido, se levantó despacio y asegurándose que debajo suyo no hubiese nada que pudiera producir ruido, como alguna ramita u hoja seca. Luego comenzaría a marchar sigilosamente hacia el establo, directo a la ventana que anteriormente había visto pero que indudablemente no permitiría el paso a su robusto cuerpo.

En cualquier caso, si Riko la siguió hasta allí y no había ningún tipo de inconveniente de por medio, Koko voltearía y le indicaría a su compañero la entrada que había encontrado.

—Por ahí, fíjate de no asustar a los caballos —dijo fijando su vista a la puerta de la casa.

Iba a quedarse en la oscuridad vigilando que no apareciera nadie, y en cualquier caso se las arreglaría para alertar a su compañero una vez estuviese dentro del establo.
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#86
Sí, Riko lo había entendido bien. Koko era la que había tenido la idea, la que tenía la sospecha de que estaban escoltando a algún tipo de jefe de la mafia y ahora era él el que tendría que jugarse el pellejo. Eran muchos los factores a tener en cuenta. Y cada uno tenía su peso en la decisión final.

Primero, acababa de cenar, y no un poco, había cenado como un campeón. Segundo, en sus tiempos mozos igual hubiera podido colarse tranquilamente, cuando era un crio y un tirillas, pero ahora era un crio, sí, y un poco tirillas, pero no tanto. No había manera de asegurar que cupiese y calcularlo era complicado en plena oscuridad. Tercero, la ventana era alta y pequeña. Cuarto, igual le apetecía más irse a dormir.

Sin embargo, uno de los contras más poderosos era que igual sí era un jefe de la mafia o algo asín. La actitud que tenía era sospechosa y había cabos suelto por aquí y por allá. ¿Y si estaban ayudando a un traficante de armas? Las compra en Uzushiogakure y las vende en Minori a las guerrillas y a los maleantes. Y si no era así, ¿qué había de malo en echarle un vistazo a la mercancía?

Aunque esa ventana...

Estaban a oscuras detrás del establo justo donde Koko había estado antes, a la espera de que Riko hiciera su movimiento. Desde esa posición se podía oír a algún que otro caballo hacer algún que otro ruido, pero nada de dentro de la casa.
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#87
—Por ahí, fíjate de no asustar a los caballos —

Riko entonces miró al lugar que la rubia le indicaba. Se trataba de una ventana pequeña, enfocó aún más sus ojos en la ventana, quizás demasiado pequeña, no estaba seguro de poder caber por aquel lugar, y no creía que lo más adecuado fuera quedarse allí atrapado sin saber si las sospechas de la joven eran fundadas.

Koko, no quepo por ahí, es demasiado estrecha incluso para mí, deberíamos dejarlo, ya tendremos otra oportunidad mejor para investigar.

El Senju, además, no estaba seguro de querer saber qué era lo que estaban custodiando, a fin de cuentas, su trabajo era proteger a Fu-san y su mercancía, nada más, si la gente de la aldea había aceptado aquella misión, el peliblanco imaginaba que habrían investigado un poco para asegurarse de no estar ayudando a un traficante.

Vete a dormir y descansa un poco, yo me quedo vigilando el establo por si acaso, ¿de acuerdo?
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#88
Resulta ser que el peli-blanco había decidido ni siquiera intentar meterse por la ventana, porque supuestamente su escuálido ser no pasaría ni por casualidad por la ventana y a Koko casi le da un ataque al escuchar esa respuesta. Lo que no significa que levantase la voz.

—Pero qué dices —se quejó tomándose la libertad de tomar al contrario de los hombros y obligarlo a mirarla de frente.

Aprovechó para mirarle de pies a cabeza y deducir qué sección de su cuerpo sería la más ancha y -----rápidamente— supuso que sería la parte correspondiente con los hombros si es que claro, se decidía a meterse con los brazos bien estirados a cada lado de su cuerpo en lugar de alzarlos para tener alguna chance de amortiguar su caída.

La pecosa lo tomó por los hombros, lo apretó un poco con ambas manos y sin volver a separar o juntarlas, llegó la medida apenas tomada hacia la ventana y…

—Mierda —efectivamente, Riko tendría complicado el pasar por la ventana, no tanto como ella pero la cuestión era que ninguno de los dos podría pasar.

Aunque sí que le molestó que la mandase a dormir, era casi como si le hubiese molestado o algo similar que ella haya soltado tal sugerencia, o que sospechase del cliente así que con cara de pocos amigos y casi gruñendo le respondió.

—Mejor ve tú a dormir, fuiste el único que estuvo usando chakra a lo largo del día.

Desconocía si invocar comida le resultaba agotador al contrario, pero con aquellas frases —así no fuese consciente— el chico la había herido en el orgullo.
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#89
(Nada que añadir)
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#90
En un principio Koko parecía bastante molesta por el hecho de que el peliblanco rechazara la idea de colarse en el establo, pero, rápidamente se acercó a él, momento en el que Riko se tensó, no sabía si aquella chica sería capaz de hacerle daño para conseguir su propósito, pero se sorprendió al ver que lo único que hizo fue tomarle la medida de la anchura de sus hombros y compararla con la ventana.

—Mierda —

Aquella palabra le confirmó a Riko lo que ya sospechaba, no entraría por el hueco de la ventana, al menos no con facilidad, por lo que lo mejor era descartar esa idea y limitarse a vigilar el lugar para así evitar cualquier problema.

—Mejor ve tú a dormir, fuiste el único que estuvo usando chakra a lo largo del día.

La rubia parecía algo molesta, aunque el de ojos violetas no era capaz de entender muy bien el motivo, por lo que simplemente se limitó a negar con la cabeza enérgicamente.

Mejor nos quedamos los dos, para algo somos compañeros de misión, ¿no? — Dijo sonriendo, tratando de limar asperezas. — Yo vigilo desde arriba y tú quédate en el suelo, ¿si? Si vemos algo sospechoso, damos un silbido y nos reunimos, ¿te parece buena idea Koko?
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