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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#76
La respuesta al súbito e inesperado espectáculo de mortífera pirotecnia que desplegó Ralexion con el simple uso de su chakra Katon no se hizo de rogar. Tampoco fue distinta a lo que —probablemente— el Uchiha esperaba; no, aquellos estudiantes reivindicativos hicieron exactamente lo que todos pensaban que iban a hacer.

Salir corriendo.

Mientras el resplandor anaranjado del gigantesco Goukakyuu de Ralexion desaparecía en el cielo vespertino, el grupo de muchachos huía a todo correr entre gritos, tropiezos y maldiciones. Seguramente ninguno de ellos hubiera visto jamás un jutsu así, o empuñado un arma, y estaba claro que tampoco querían quedarse para comprobarlo. Su palabrería se había esfumado, abrasada por el miedo a la técnica de Ralexion.

¡Brutalidad policial! ¡Brutalidad policial! —gritaba el de la coleta, agitando un puño mientras encabezaba la vanguardia de la huída.

Momentos después, de los activistas sólo quedó la humareda de polvo en suspensión que habían dejado al echar a correr por el sendero en dirección a Tane-Shigai. Por parte de los genin, al examinar el santuario se darían cuenta de que aquel todavía no había sido maltratado por los estudiantes, de modo que no eran necesarias ningunas reparaciones. Tampoco había caja de herramientas o materiales allí —a pesar de que el lugar sí había sido marcado por el monje Tomazuchi—, de modo que podían asumir que su misión había terminado.



Congratulaciones, muchachos. Una represión rápida y digna del mejor Reich e.e
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#77
Ralexion se rió con la impunidad del opresor mientras los observaba correr. Al fin y al cabo no había sido para tanto, tan solo los había espantado, nadie había salido herido, y probablemente esos filósofos ya detestaban de por sí a los ninja sin necesidad de la demostración de poder del moreno. Igualmente empeoraría la opinión de los estudiantes, sin lugar a dudas, ¿pero qué importaba?

«¡Un trabajo bien hecho!», se congratuló el muchacho en su fuero interno. Grande fue su alegría al comprobar que los eruditos no habían dispuesto de tiempo suficiente como para mancillar ese último santuario, lo que quería decir que la misión había sido cumplida, ya podían retornar a la aldea y adquirir su merecida paga.

Volvamos a casa, Ritsuko. No te separes —le informó a su compañera, visiblemente de mejor humor que el previamente exhibido—. Quizás vuelvan, pero ya no será asunto nuestro. Si esos vándalos retornan y los monjes se ven obligados a contratarnos de nuevo, más dinero para ti y para mí.

Así de pragmático era el muchacho, a pesar de su bondad natural. Ralexion no había tardado en darse de bruces con la realidad capitalista del mundo cuando se vio obligado a formar parte de Kusagakure, y si era en tal de asegurar los cuidados que su hermana necesitaba, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa.


[Imagen: syfk72j.png]
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#78
Los vándalos se fueron corriendo tan pronto como vieron la llamarada y si bien, gritaron algo, las cosas no pasaron a mayores por lo que ambos shinobis podrían seguir con su trabajo. «Joder… »se quejó la kunoichi que seguía algo alterada por lo que acababa de suceder, pero que de todas formas se acercó al santuario para comprobar el estado del mismo.

Fue llamativo para ella que la estructura estuviese intacta, los estudiantes por lo visto no se habían visto capaces de dañar de ninguna manera el templo por lo que tanto Ralexion como Ritsuko se podrían retirar sin ningún problema.

En eso su compañero coincidió, dejándole incluso una pequeña indicación que encantada seguiría o de lo contrario terminaría en cualquier parte lejos de la aldea y eso definitivamente no es recomendable.

—Claro —respondió con su habitual actitud.

Cuanto antes hagan el reporte al Morikage, antes podrán cobrar e irse a casa.
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