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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
16:26
En el dojo Yaburi

Tane-Shigai era la ciudad más grande del País del Bosque, pero a Kuranosuke no le interesaban los mercados, las casas de comida, ni siquiera su interesante arquitectura. La mira del tempestuoso pre-adolescente se encontraba centrada en un dojo llamado Yaburi.

La existencia de esta escuela practicante del Kenjutsu llegó a los oídos de Kuranosuke debido a que gozaba de cierto renombre en la ciudad y sus proximidades. Sakamoto, orgulloso descendiente de samuráis, deseaba conocer la capacidad de aquellos que seguían el camino de la espada fuera de las fronteras del País del Hierro.

Un desafío sería un excelente medio para cumplir su plan. El maestro del dojo no podía negarse o su honor quedaría manchado por toda la eternidad.

De pequeño cuerpo pero imponente semblante, Kuranosuke se plantó en el interior del dojo tras abrir la puerta principal, interrumpiendo una lección en el proceso. Los estudiantes, que hasta ese instante se encontraban practicando sus golpes con el bokken en perfecta sincronía, se volvieron al unísono para dar con la fuente de la conmoción.

Todos iban vestidos con el uniforme tradicional del dojo, el cual llevaba el símbolo de la institución en la parte derecha del pecho. Las ropas del genin contrastaban enormemente en esa estampa, en especial el hitai-ate de Kusa, reluciente.

Mi nombre es Sakamoto Kuranosuke. Invoco a la sagrada ley del Bushido y exijo un duelo con vuestro sensei, no en calidad de ninja, si no como aprendiz del milenario arte del kenjutsu que soy. Si gano, me quedaré con el cartel de vuestro dojo, si pierdo, juro sobre mi honor que me convertiré en aprendiz de vuestro sensei y continuaré siendo su pupilo hasta que pueda superarlo —unos instantes de sepucral silencio—. ¿Dónde se encuentra?

Uno de los estudiantes rompió filas y se aproximó al genin. Se trataba de un hombre alto y bien fornido, que le sacaba más de dos palmos a Kuranosuke. Con una actitud absolutamente falta de respeto, exhaló una risilla burlona.

Pequeño, será mejor que te vayas de aquí antes de que te obligue a hacerlo.

La mirada se ambos se enfrentó como si el duelo ya hubiera comenzado. Mas este combate de determinación terminó unos instantes más tarde, cuando una mujer —la que se encontraba al frente de la clase antes de que el joven irrumpiera en escena— se acercó a ambos. De inmediato, el grandullón retrocedió.

Mi nombre es Miyamoto Yumiko, soy la sensei de este dojo. ¿A qué se debe este repentino desafío, si puede saberse? Yaburi no le ha hecho mal a nadie, mis estudiantes siguen las enseñanzas del Bushido con honor.

Kuranosuke la observó de arriba a abajo. Su porte irradiaba dignidad, su rostro era fino, su cabello violáceo, y sus ojos azules como el mar. Su edad debía de rondar los 20 años. Sin lugar a dudas una mujer bella, determinada y hábil. Simplemente perfecto.

No estoy aquí por insulsos motivos de venganza personal o algo similar. Quiero poner a prueba mis habilidades, y he escuchado que este dojo es excelente. Miyamoto-dono, concédeme el honor de enfrentarte.

En ese caso, como estoy segura de que sabrás, el aspirante debe de enfrentar primero a los discípulos más habilidosos antes de disponer del privilegio de enfrentarse al maestro. Acepta estas condiciones o retírate antes de que pongas tu honor, además de tu salud, en peligro —sentenció la sensei tras cruzarse de brazos.

Acepto las condiciones.

Bien. El combate será con bokkens. El que logre tocar al otro con su arma gana. El primer discípulo al que te tendrás que enfrentar será Kintaro —señaló al grandullón, y este, a su vez, sonrió.

Una mirada de la sensei fue suficiente para que el resto de pupilos comprendiera que debían entregar un par de bokkens a los que pronto serían combatientes y acto seguido quitarse de en medio. Se dispusieron ordenadamente en fila, sentados sobre sus rodillas en una esquina del dojo, observando con atención el duelo.

Por su parte, Kuranosuke tomó el bokken con ambas manos y el llamado Kintaro hizo lo mismo.

Será un placer sacarte de aquí a golpes, retaco —se pavoneó.

«Veremos quién apalea a quién, bola de músculos...».
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#2
Todo había iniciado con una invitación, inicialmente de entre la madre de la joven kunoichi y sus amigas, la cual no tardo en llegar también a la joven de cabellos dorados y nada mas llamativo que una ciudad construida en las copas de los arboles. Era como el sueño de cualquier niño echo realidad quien de pequeño jugaba a hacerse un pequeño fuerte en un árbol para jugar con sus amigos.

Aquella tarde nevada, ella iba vestido con un hoodie morado con la capucha del mismo colgando por la espalda y el cual dejaba espacio en el cuello para mostrar su banda ninja que la identificaba como una orgullosa kunoichi de Amegakure, lleva una prenda inferior conocida como faldalon de color negro, una mezcla de falda ceñida al cuerpo de la chica pero que por debajo también era un minishort y un par de medias largas de color también negro, claramente no era forma de vestir en estas epocas «Deberian visitar Amegakure, Eso es verdadero frio» sentencio para sus adentros. La rubia decidió separarse de su madre y hacer la suya ¿Que peligro podía haber? aparentemente ninguno, ademas, ella: una kunoichi armada y con técnicas de combate sabría defenderse sola. en su paseo en solitario, Reika llego a un dojo el cual presentaba un cartel en su frente el cual rezaba: "Dojo Yaburi" y que aparentemente se dedicaba al milenario arte del Kenjutsu...arte el cual la kunoichi era completamente inutil «El lado bueno, es que quizas observando pueda aprender algún que otro movimiento nuevo» se dijo la kunoichi decidiéndose a ingresar y ver el entrenamiento

Mi nombre es Sakamoto Kuranosuke. Invoco a la sagrada ley del Bushido y exijo un duelo con vuestro sensei, no en calidad de ninja, si no como aprendiz del milenario arte del kenjutsu que soy. Si gano, me quedaré con el cartel de vuestro dojo, si pierdo, juro sobre mi honor que me convertiré en aprendiz de vuestro sensei y continuaré siendo su pupilo hasta que pueda superarlo —unos instantes de sepucral silencio—. ¿Dónde se encuentra?

Dijo un entusiasta momentos despues de que la chica se acomodara para ver las practicas. Uno de los estudiantes rompió filas y se aproximó al genin. Se trataba de un hombre alto y bien fornido, muy por encima de lo que mostraba ser aquel joven entusiasta,

Pequeño, será mejor que te vayas de aquí antes de que te obligue a hacerlo.

Dijo el hombre fornido de forma sobradora, ambos se miraron, la tensión era casi palpable como cualquiera de los bokken que usaban allí para entrenar, fue entonces cuando una mujer se acerco y el fornido retrocedió «Claramente ella es la sensei» se dijo la chica al ver a la joven sensei

Mi nombre es Miyamoto Yumiko, soy la sensei de este dojo. ¿A qué se debe este repentino desafío, si puede saberse? Yaburi no le ha hecho mal a nadie, mis estudiantes siguen las enseñanzas del Bushido con honor.

«Tal y como sospechaba»

El joven entusiasta, que ademas es un shinobi de Kusagakure, observo a la mujer de arriba a abajo...cosa que tambien hizo la rubia al verla tomar parte del asunto

No estoy aquí por insulsos motivos de venganza personal o algo similar. Quiero poner a prueba mis habilidades, y he escuchado que este dojo es excelente. Miyamoto-dono, concédeme el honor de enfrentarte.

En ese caso, como estoy segura de que sabrás, el aspirante debe de enfrentar primero a los discípulos más habilidosos antes de disponer del privilegio de enfrentarse al maestro. Acepta estas condiciones o retírate antes de que pongas tu honor, además de tu salud, en peligro —sentenció la sensei tras cruzarse de brazos.

Acepto las condiciones.

Bien. El combate será con bokkens. El que logre tocar al otro con su arma gana. El primer discípulo al que te tendrás que enfrentar será Kintaro —señaló al grandullón, y este, a su vez, sonrió.

La kunoichi observo todo en silencio y al parecer tanto el joven entusiasta de Kusagakure como el grandulon podrian limar sus asperezas a su manera. La sensei hizo un gesto y fue suficiente para que sus pupilos cedieran dos bokkens para los dos combatientes y disponerse en filas dejando el lugar listo para el duelo.

Será un placer sacarte de aquí a golpes, retaco — escupió el fornido, siguiendo con su actitud sobradora hacia aquel chico.

Por su parte la kunoichi de cabellos dorados, se quedo en donde estaba, en silencio y observando...quizá hasta podría unirse al combate....quizá
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#3
Sendos bokkens fueron depositados a los pies de los que pronto serían duelistas. Kuranosuke y Kintaro procedieron a ponerse de cuclillas, se saludaron como dictaba la tradición y tomaron sus respectivas espadas. Ambos asieron las armas con la "hoja" mirando al suelo y pegada a la cintura, como si se trataran de auténticas katanas envainadas. Acto seguido, se alzaron.

Entonces "desenvainaron" sus bokkens y los empuñaron con ambas manos, alzados hasta la altura del pecho, con una ligera inclinación hacia el oponente. Los dos combatientes hicieron que sus armas se tocaran entre sí, un gesto que representaba el pistoletazo de salida del enfrentamiento.

Kintaro llevó a cabo el primer movimiento. Rugiendo como un toro desbocado, avanzó un paso al frente y descargó un ataque vertical de arriba a abajo sobre Kuranosuke. Por su parte, el ninja lo bloqueó con su bokken sin moverse un solo centímetro de su posición inicial.

Otro golpe, en esta ocasión horizontal, a la altura del estómago. El tuerto esquivó con un breve salto hacia atrás de no más de diez centímetros. Encolerizado, el grandullón echó otra zancada hacia delante y trató de llevar a cabo un segundo tajo vertical. En este caso, Kuranosuke dio un tranco hacia la derecha, apartándose justo a tiempo.

Ni siquiera golpeó a Kintaro. Se limitó a levantar el bokken lo suficiente como para que la punta pudiera tocarle el pecho. El otro duelista ni tuvo tiempo para alzar su arma, se había quedado paralizado al sentir el duro contacto de la derrota.

El tuerto había salido exitoso.

Los discípulos que hasta ese momento habían estado observando el combate comenzaron a cuchichear entre sí. Miyamoto-sensei se limitó a suspirar.

Gana el aspirante.

Kintaro dejó caer con desprecio el bokken sobre el tatami, y sin mediar palabra con nadie, se marchó. Aunque apenas perceptible, Kuranosuke esbozó una media sonrisa.

Con toda la conmoción, el tuerto no había caído en la cuenta de que había una mujer entre el público que obviamente no formaba parte de los estudiantes del dojo. En su cuello podía observarse el hitai-ate de Ame.

El muchacho "enfundó" el bokken y alzó la voz, mirando directamente a los ojos a Reika.

¿Y tú, ninja de Amegakure? ¿Estás aquí solo para observar, o deseas enfrentarme? —dijo, retándola con una tenue neutralidad que ocultaba el rechazo de un huracán.

Ella no es una estudiante de Yaburi, no puede formar parte de tu reto —se interpuso de inmediato la mujer.

No se preocupe, Miyamoto-dono, estoy más que dispuesto a continuar con mi reto cuando termine con ella.
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#4
Los bokkens fueron depositados cerca de los pies de ambos combatientes, los cuales, se colocaron de cuclillas y se dieron el saludo tradicional antes de iniciar el combate.

El combate inició con un sablazo por parte de aquel tipo grandullón, el cual, fue detenido fácilmente por el entusiasta Kusajin. La kunoichi de cabellos dorados se había hecho a la idea de un combate largo y espectacular, grande fue su sorpresa con lo simple y corto del mismo

Gana el aspirante. Sentenció la sensei del dojos.

Por lógica y dado que el muchacho había retado al dojo, lo adecuado sería continuar con el reto, pero no, el Kusajin giró su cabeza en dirección a la chica

¿Y tú, ninja de Amegakure? ¿Estás aquí solo para observar, o deseas enfrentarme?— dijó a la chica con una especie de reunión rechazo, la kunoichi estuvo a punto de responder cuando la sensei intervino.

Ella no es una estudiante de Yaburi, no puede formar parte de tu reto —se interpuso de inmediato la mujer.

No se preocupe, Miyamoto-dono, estoy más que dispuesto a continuar con mi reto cuando termine con ella.

«Okey...Hoy me subí a un pony» se dijo la rubia así misma en pensamientos sarcásticos

-Espero me disculpes Shinobi-san - respondió la kunoichi con un tono armonioso y respetuoso hacia su interlocutor y obviamente para con la sensei allí presente.
-Tal y como dijo, solo estoy observando, además creo que lo mas respetuoso y correcto en este momento sería continuar con el reto que haz venido a pedir- dijo la rubia manteniendo su clase «Creo que la única Kusajin de modales es Taeko-chan, que en realidad es la única que conozco y me cae bien» se dijo la kunoichi, recordando aquella charla telepática que habían tenido ambas kunoichis
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#5
Como desees.

Sin intención alguna de presionar más a la desconocida, Kuranosuke desvió la mirada de su único ojo hacia la sensei del dojo.

Continuemos pues con el reto, Miyamoto-dono.

La mujer asintió con entereza.

Tu siguiente oponente será Okuyasu —indicó, gesticulando hacia uno de los estudiantes que se encontraba en la fila—. Es mi discípulo más ágil.

«Eso suena interesante.», pensó Kuranosuke con satisfacción.

El ya mencionado se trataba de un joven con cabello oscuro y corto, corte de tazón y unas gran ojeras. En lo que se refería a complexión y tamaño, era obvio que tenía más edad que el genin de Kusagakure, pero resultaba similar en altura y delgadez a Kuranosuke.

Su expresión no varió un ápice durante los instantes en los que se alzó, caminó hasta el centro del dojo y tomó el bokken que había arrojado Kintaro antes de huir de escena. De mirada perdida, era casi como si no fuera consciente de lo que ocurría a su alrededor. Al tuerto le resultó extraño, pero le habían adiestrado desde muy pequeño para que nunca subestimara a un oponente.

Una vez más, los que pronto serían duelistas se acuclillaron, se saludaron y adoptaron una pose adecuada de combate. Hicieron que sus espadas se tocaran y el combate comenzó.

Yumiko no estaba mintiendo, el muchacho fue consciente de ello casi de inmediato. Okuyasu tomó la iniciativa de la misma manera que su compañero Kintaro, pero los golpes del primero no tenían punto de comparación con los del segundo en lo que a velocidad se refería. Lanzó dos tajos horizontales a la altura de la cadera, uno a cada flanco, en sucesión y de forma precisa. Kuranosuke logró bloquearlos, pero con dificultad. Sintió con claridad que Okuyasu era más débil que Kintaro —como cabía esperar, después de todo— y con interponer su bokken con el del contrincante ya era suficiente para defenderse.

No obstante, dada la naturaleza del duelo, Okuyasu tenía las de ganar, ya que todo lo que necesitaba hacer era tocar con la espada a su oponente. En un combate real la historia sería muy distinta. Pero esto no era un combate real.

A lo largo de lo que para Kuranosuke fueron horas —pero en realidad apenas pasó un minuto—, el referido necesitó mantenerse a la defensiva, retrocediendo y bloqueando arremetida tras arremetida. Sabía que era cuestión de tiempo que cometiera un error y su contrincante se llevara el gato al agua. No obstante, se aseguró de mantenerse tranquilo. Necesitaba hilar un plan de acción que le permitiera hacerse con la victoria.

Poco después sintió algo muy extraño. Tras bloquear uno de los numerosos golpes de Okuyasu, notó una disminución de velocidad anormal entre sus ataques. Era como si el discípulo perdiera sus fuerzas momentáneamente. Tan solo un segundo, de manera extremadamente efímera, pero era algo que Kuranosuke barajó que podía utilizar en su beneficio.

Continuó defendiéndose, paciente, hasta que notó, de nuevo, ese fatal titubeo en los movimientos de Okuyasu. El tuerto estaba preparado. Tensó en demasía sus músculos y asestó un golpe vertical antes de que su oponente tuviera tiempo de volver a golpearle. Evitó la cabeza, apuntando en su lugar al hombro derecho. Acertó de pleno, de una manera tan súbita que Okuyasu cayó hacia atrás. El bokken se le escapó de las manos y aterrizó frente a Reika.

Nngh... maldito insomnio, no hay quien pelee sin fuerzas... —se lamentó instantes más tarde, sin alzarse—. Pero eso no cambia el hecho de que me has vencido de forma honorable, Sakamoto Kuranosuke. Solo Miyamoto-sensei es capaz de de bloquear tantos de mis golpes a máxima velocidad sin verse abrumada.

Finalmente se levantó y saludó al tuerto, a su vez, este le devolvió el gesto con respeto.

Lo siento, sensei —expresó a Yumiko antes de retonar a su lugar en la fila y sentarse.

No hay nada que sentir, Okuyasu-kun. Has combatido con honor —exculpó así la sensei a su alumno, negando con el rostro, para acto seguido dirigirse a Kuranosuke—. El aspirante vuelve a ganar.
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#6
Como desees. Respondió el shinobi adepto al kenjutsu, que al parecer no entendía de que no era mi deseo, era lo que debía hacer por respeto, después de todo el mismo había entrado al lugar desafiándolo —Continuemos pues con el reto, Miyamoto-dono.

La mujer asintió con entereza.

Tu siguiente oponente será Okuyasu Anuncio la sensei y la kunoichi de cabellos dorados busco con la mirada al discipulo —. Es mi discípulo más ágil. Cuando al fin lo ubico observo que el chico parecia tener aproximadamente la misma complexión física que el Kusajin, aunque con algo de mas edad, pero algo le preocupo, y eran las tremendas ojeras que mostraba en su rostro.

El combate inicio y el pupilo realmente era hábil, casi desde el inicio tuvo a Kuranosuke contra las cuerdas, la Sensei no dibujaba nada falso con sus palabras para con aquel muchacho que demostraba ser claramente superior al Kusajin, pero luchaba como si no fuera consciente de su alrededor y Kuranosuke fue capaz de leer los movimientos erraticos del muchacho venciendolo y mandandolo de cara cerca de los pies de la kunoichi, quien no dudo en ayudar a ponerse de pie.

Nngh... maldito insomnio, no hay quien pelee sin fuerzas... — Se lamento el muchacho luego de su derrota y entendió el porque de su aspecto —. Pero eso no cambia el hecho de que me has vencido de forma honorable, Sakamoto Kuranosuke. Solo Miyamoto-sensei es capaz de de bloquear tantos de mis golpes a máxima velocidad sin verse abrumada.

Lo siento, sensei se disculpo con su maestra «En Amegakure le hubieran dado una colleja...como mínimo por estar dormido» dijo la chica mentalmente

No hay nada que sentir, Okuyasu-kun. Has combatido con honor dijo la sensei y supuso que las formas de
hacer en Kusagakure eran diferentes —. El aspirante vuelve a ganar. anuncio al final la maestra en Kenjutsu, ¿Habría mas discípulos o ya lucharía ella con el retador?¿O Kuranosuke aun estaría queriendo luchar con la chica?
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#7
Kuranosuke seguía con ganas de más, pero la sensei del dojo no anunció el siguiente discípulo como había hecho hasta ahora. En su lugar, la mujer se mantenía con los brazos cruzados y los ojos cerrados, pensativa. El tuerto la observó con suma atención, deseoso de conocer su siguiente paso.

Ya veo que tu convicción es auténtica, Sakamoto-kun. No veo necesidad de seguir inoportunando a mis discípulos, yo misma te enfrentaré —afirmó con su característica dignidad de siempre.

El muchacho de Kusa esbozó una sonrisa, una sonrisa auténtica, que no albergaba intenciones ocultas ni sarcasmos.

Para esto había venido; era el momento de la verdad. La adrenalina se desbocó en su riego sanguineo como si se tratara de una furiosa corriente de aire que barre las hojas marchitas del suelo.

La mujer se aproximó al ring virtual que se había creado en el centro del dojo. Recuperó el bokken que yacía sobre el frío tatami. Kuranosuke tomó aire, llenando sus pulmones, y lo expulsó con lentitud. Reparó en el hecho de que estaba temblando, pero no de miedo, si no de emoción.

Yumiko suspiró.

¿Estás seguro de que este es tu deseo, Sakamoto-kun?

Lo estoy.

Está bien...

La pose adecuada. El saludo tradicional. El choque de armas.

Los dos estaban listos.

En esta ocasión, Kuranosuke se ocupó de tomar la delantera. Primero un tajo vertical para probar las defensas de la sensei. Esta lo bloqueó sin despeinarse. Otro golpe a la altura de la cadera, horizontal. Ella dio un paso hacia atrás como si fuera lo más sencillo del mundo.

Con un paso al frente la sensei retornó a su posición inicial. Lanzó un corte horizontal al flanco derecho de Kuranosuke. El tuerto lo bloqueó, pero notó en sus carnes la combinación de fuerza, precisión y velocidad que demostraba la mujer de cabellos violáceos. No obstante, esto no lo disuadió, solo lo llevó a concentrarse todavía más en la victoria.

Los combatientes intercambiaron golpes de esta manera durante unos minutos. Era claro para cualquier miembro del público que Yumiko llevaba la ventaja, pero no lograba rematar la jugada. Una gota de sudor, bella como una perla, se deslizó a lo largo de la frente del genin.

Tu habilidad es impresionante para alguien tan joven, pero me temo que no puedo echar por tierra mi honor como sensei del dojo. Será un placer convertirte en mi pupilo —sentenció.

Parecía que la maestra no había estado peleando con la totalidad de sus capacidades hasta ese momento. Sus tajos, de pronto, se tornaron mucho más rápidos y agresivos. Kuranosuke no pudo mantener su expresión de neutralidad, transformándola en una de peligro con la mandíbula tensada y visible.

Y eventualmente ocurrió. La mujer lanzó un ataque con tanto ímpetu que el bokken salió volando de las manos del tuerto cuando el referido trató de bloquearlo.

Kuranosuke dejó escapar un largo y sonoro suspiro.

Parece ser que no soy lo suficientemente bueno... sensei.
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#8
Finalizado los retos contra los alumnos, era turno de la sensei y la chica se mantenía completamente a la expectativa. Por mas que la chica no lo demostraba, le parecía que aquel chica era bastante bueno, para la edad que aparentaba y el tamaño que tenia.

La sensei del dojo se presento en frente al Kusajin y noto el entusiasmo que sentía y, al decir verdad, la kunoichi Amejin también se encontraba entusiasmada por ver el combate, no para luego luchar con el puesto que no tenia ganas dado que solo andaba de paseo con su madre. Tenia la esperanza de poder conversar con el, como lo había hecho con la Kusajin Taeko-Chan no hace mucho tiempo.

Como era de esperarse en duelos de esta índole, antes de cualquier amistosa hostilidad de entrenamiento pudiera sucederse, era importante mostrar respeto entre los duelistas, mas aun teniendo en cuenta de que eran camaradas de aldea.
Desde el comienzo del combate, la ventaja fue claramente de Yumiko, quien demostró sus años de practica en el arte de la espada con rápidos movimientos deteniendo los de Kuranosuke «Aun así el no se queda atrás y sigue adelante con sus ataques, siento sus ganas de ganar» se dijo la chica viendo al muchacho combatir y dando todo de si mismo.

Los rápidos movimientos del chico Kusajin, eran detenidos uno tras otro por la talentosa Kusajin, pero todo termino con un súbito y violento movimiento de la Sensei quien termino por desarmar a Kuranosuke de su bokken, dando por finalizado su enfrentamiento.

«Ve preparando el "no, gracias" porque ahora se centrara en ti...» se dijo la chica quien seguía allí «Aunque en verdad me gustaría una conversación con el, realmente es bueno»
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#9
La derrota suele ser amarga para cualquiera, pero lo es especialmente para alguien con las aspiraciones de Kuranosuke.

Aunque sus palabras y la actitud con las que las expresó rezumaba su habitual y fría capa de indiferencia, en su interior, en primera instancia, le resultó complicado masticar la situación tan deshonrosa en la que se había visto envuelto por su propio pie. Ese fatídico desarme de espada le recordó un crudo hecho de la realidad que había ido ignorando: hasta que no se convirtiera en el guerrero más poderoso de todas las tierras conocidas, habrían otros más habilidosos que él, y la derrota siempre sería una posibilidad.

Una horrenda posibilidad que le acecharía desde las sombras cada vez que se embarcara en una escaramuza.

Mas apenas un minuto después los nervios del tuerto se fueron apaciguando, puestos a descansar por la suave brisa de su comendable paz interior. Quizás esa situación sería una bendición disfrazada de desgracia; después de todo, estaba claro que podía aprender mucho bajo el tutelaje de aquella mujer.

Las clases han terminado por hoy. Kuranosuke, espero verte aquí mañana —indicó con suma seriedad la sensei.

Kuranosuke asintió. Los discípulos del dojo se alzaron y saludaron, de forma ordenada, a Yumiko, para acto seguido abandonar las instalaciones uno tras otro.

El tuerto imitó a los que ahora eran sus compañeros y se preparó para hacer lo mismo...
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#10
En su interior la chica seguía con el "No, gracias" listo en la cuerda para ser disparado cual flecha, pero las clases terminaron y todos se dedicaron a irse del dojo de forma ordenada, la kunoichi no fue la excepción y también decidió retirarse agradecida de no tener que cruzarse a cuchillazos, bokkenazos o lo que fuere, no era sólo con el muchacho, era con cualquiera, simplemente andaba de paseo con su madre y amigas de esta última.

Fue empática con Kuranosuke, queriendo decirle que no lo había hecho mal, pero ya se figuraba que aquel muchacho Kusajin era demasiado orgulloso como para aceptar un alago en aquel momento «Estoy segura que hasta se lo toma a mal, mejor dejar las cosas tal y como están que están bien» se dijo la kunoichi de cabellos dorados para sus adentros mientras seguía caminando de forma tranquila alejándose del lugar.
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#11
El tuerto abandonó el dojo con semblante reflexivo. Deseoso de distraer su mente y abstraerse de los últimos acontecimientos del día, se encaminó dirección a una de las múltiples librerías de Tane-Shigai —su favorita entre todas ellas, llamada "El perro lector"— para echar un vistazo entre las últimas obras de ficción.

Como solía ser habitual en el establecimiento, el ambiente resultaba agradablemente hogareño y no se veía abarrotado por mareas de clientes.

Buenas tardes, Sakamoto-kun —le dijo el hombre tras el mostrador al momento en el que el tuerto puso un pie dentro.

Buenas tardes.

Se trataba del dueño del establecimiento, un hombre de tez más bien pálida, completamente calvo, de mirada amable y facciones arrugadas por el duro paso de los años. Siempre se alegraba al ser consciente de la figura del muchacho, pues era uno de sus más ávidos clientes.

¿En busca de las nuevas entregas?

Kuranosuke asintió.

Entonces déjame que eche un vistazo...
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#12
El chico había adelantado su caminar por delante de la kunoichi Amejin, ella siguió su camino por aquellas curiosas calles construidas de madera que conectaba toda aquella ciudad arbórea, en su andar notó Muchas miradas confusas, no era para menos puesto que era la única persona en toda Tane Shigai que andaba de pollera y medias largas, una Amejin con todas las letras estaba preparada para este clima, el cual es mucho más salvaje en su propio país.

De pronto le urgió beber algo, una infusión era la mejor de las opciones, por lo que ingresó en lo que parecía ser un local gastronómico

-Té blanco y una porción de pastel de fresa, por favor - pidió al mesero luego de elegir donde sentarse, como era usual en la kunoichi de cabellos dorados, su voz iba acompañada de respeto y buenos modales, no era Mogura claramente, pero conocía bien la etiqueta como para dirigirse correctamente a otra persona


¿Ya quedamos separados o como hacemos?
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